Achura plagió un asado. ¿Verdad cruda o mentira a punto?

Reportero del blog: Nos puede contar su versión…

Entrevistado: Fue el 12 de agosto de 1987. Achura vino a un asado que hice yo. Me extrañó que no hablara mucho, ya que siempre era el centro de atención, con su verba siempre en forma.

A la semana siguiente me entero que él había hecho un asado en su casa. Todo el barrio hablaba de eso. Decían que había sido el mejor de todos, que la gente aplaudió tanto al asador que al otro día todavía tenían las manos rojas, como si les hubieran puesto Merthiolate. Uy, perdón… ¿Se puede decir una marca?

Reportero: Sí, siga… Esto es un blog, no un canal de televisión.

Entrevistado: Ah, perdone, es que yo con las nuevas tecnologías mucho no me… Bue, el tema es que a mí no me invitó. ¿Por qué? ¿Eh? Yo me enteré por el Pocho*, que sí fue. Me dijo que el asado le había hecho recordar al de la semana pasada en casa. Entonces me puse a investigar y me enteré que Achura compró los chorizos en el mismo lugar que yo, luego se subió a una F-100 con patente tapada y se fue a la carnicería de Burzaco donde YO compraba la carne. Encima a la vuelta paró en un local diminuto que tenía un carbón especial. Justo el local que mencioné yo en el asado, luego de haberme bebido dos botellas de vino (en realidad no lo quería decir, pero el Malbec me cagó).

Durante semanas los vecinos hablaron del asado. Lo odio. Desde que me pasó esto entiendo a Antonio Salieri.

*Hemos buscado al Pocho para que nos confirme la versión, pero se niega a hablar. Este blog tiene serias dudas de la veracidad de los dichos del entrevistado, que ha preferido mantenerse de incógnito. Seguiremos investigando…

Lady Churrasco.

Sí, es la tapa de Vogue. Sí, es Lady Gaga. Y sí, claro, son unos cachos de nerca. Vemos que, de a poco, los dichos de nuestro inolvidable Roberto Achura van permeando las mentes más fashion de este planeta. No les extrañe ver próximamente una producción de Channel con modelos comiendo choripanes. 

Texto político de Roberto Achura.

El Pueblo y el asado son inseparables. Por eso es necesario que nuestros políticos gobiernen con equidad y garanticen este derecho. Donde hay un chorizo o una tira de asado hay felicidad en la panza, que redunda en la necesaria energía para pensar.

Lo repito: el asado es un derecho argentino, como la educación o la salud; me atrevería a decir, complementario a estos derechos básicos.

Sólo una clase política mezquina e inepta podría privar a los argentinos de este placer. Si esto llegara a pasar, sería señal inequívoca de un retroceso terminal.

Ya no habría fuego en nuestras parrillas sino en nuestra identidad nacional.