Horripilante documento que nos muestra el objetivo de unos pelafustanes vestidos de científicos: el chorilla. ¿A quién se le puede ocurrir intentar poner al cerdo genes ajenos para crear este Frankestein del embutido? ¡Paremos a estos “Mengeles” gastronómicos! Dejen al cerdo tranquilo, no toquen a la vaca. ¿No se dan cuenta de que la naturaleza es sabia y ustedes pelotudos?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario